El 1 de octubre se firmó una nueva Convención entre la Universidad Libre y Sinties, culminando así un largo tramo de intensas controversias y movilizaciones relacionadas con la negociación colectiva. Las pugnas fueron reflejo indiscutible del peor destino que el gobierno de la plutocracia uribista, amalgamado con los empresarios, quieren reservarles a los trabajadores, y la forma como éstos perseveran en la defensa de sus derechos. El logro convencional de Sinties se materializó pese a la existencia en la Libre de un importante sector de su dirección que, aferrado a las tesis desarrollistas y al moribundo credo neoliberal, confiesa que la acumulación de las ganancias y la sobrevivencia frente a la ardua competencia por el mercado universitario, deben basarse en la supresión de los derechos económicos de trabajadores, docentes y de no pocos directivos excluidos de canonjías y prebendas. Según ese sector, los excedentes deben apropiarse para el ensanchamiento de la planta física, si es que algunos fantasmas no los evaporan como por ensalmo.
En este contexto, la Convención firmada resalta más el mantenimiento de la estabilidad y la contratación directa, -entre otros logros sometidos al escrutinio y examen de todos los interesados-, pues la carencia de ellas se ha convertido en el problema que aflige con mayor dramatismo a todos los trabajadores de la nación. La reclamación del vínculo directo en las labores productivas y la estabilidad, al lado de otros tantos motivos son la base del edificante levantamiento de los Corteros de la caña de azúcar en el Valle del Cauca, asimilados a la condición de esclavos. Recordemos que por estas mismas reivindicaciones Sinties arrostró hasta la dificultad de no presentar petitorios con el fin de preservarlas, como ocurrió en el año 2004.
Los incrementos salariales para 2008 de 6% a partir del 1 de enero, más una bonificación de $250.000 para cada trabajador y los acordados para los años 2009 y 2010 de IPC más un punto, si bien no representan la recuperación del poder adquisitivo plenamente, le confieren a los trabajadores la defensa del salario frente a la creciente inflación. En igual sentido, los auxilios de carácter económico se reajustaron con el mismo propósito; para el Fondo de Vivienda se lograron aportes significativos y a la organización sindical se le garantizan los pagos de los derechos económicos pactados hace mucho tiempo. Vale la pena reseñar que la negociación sirvió para rescatar el pago del auxilio de transporte a todos los trabajadores sin discriminación alguna, corrigiéndose el yerro de la Consiliatura que a lo largo de 2007 decidió no pagarlo, lo cual motivó la presentación de una demanda que, en la primera instancia, fue favorable a los perjudicados.
La negociación sirvió, una vez más, para que Sinties demostrara su posición en favor de soluciones que habiliten un mejor funcionamiento de la Libre; esto quedó plasmado en el acuerdo sobre la jornada semanal de trabajo que en adelante cubrirá los días sábados, donde se registra una gran afluencia de estudiantes, sin que ello implique el aumento de las 40 horas semanales consagradas convencionalmente, y menos, se preste para atropellos contra los que laboren ese día, ya que deberá cumplirse con un procedimiento que concite el acuerdo entre trabajadores, sindicato y universidad. En lo concerniente a la Educación se establece claramente el acceso del trabajador y su núcleo familiar a la los programas de educación formal que preste la Institución; se asimila la condición del trabajador a la de estudiante en la medida en que el primero se hace acreedor del pago de las asignaturas perdidas y se le pone freno a la trashumancia académica.
A Sinties le correspondió desarrollar una negociación especial. La Asamblea Nacional de Delegados de noviembre de 2007, en aras de defender la parte sustantiva de la Convención Colectiva decidió no presentar pliego de peticiones hasta tanto aparecieran las condiciones indispensables para alcanzar los incrementos económicos y salariales, sin que la discusión de nuestras aspiraciones implicara el peligro de ser llevados de las narices a los fatídicos Tribunales de Arbitramento. Por ello, con una intensidad básicamente radicada en la Sede Principal, celebró movilizaciones, hizo uso de las denuncias sobre la conducta de algunos directivos y fue propagando con argumentos de sobra ante la comunidad universitaria sus reivindicaciones elementalmente dignas de tomarse en cuenta por quienes gobiernan la Institución.
En el decurso de estas actividades, captó las simpatías y respaldo de un buen número de estudiantes, docentes y directivos que relevan el papel de los asalariados, así como la solidaridad incondicional de Asproul, de los sindicatos del Colombo Americano y de las Universidades América, Rosario y Autónoma.
La Consiliatura apremiada por el incremento de las protestas en las que participaban más decididamente estudiantes, docentes y trabajadores, accedió finalmente a nombrar una comisión de diálogo, que luego ratificó como Comisión Negociadora, integrada por los doctores Alfonso Santos Montero, Humberto Ramírez, acompañados por Mauro Aponte y Andrés Fandiño, como veedores, con la que se logró un acuerdo previo avalado por esa autoridad universitaria, después de tres largos meses de intercambio de opiniones con la Junta Directiva Nacional de Sinties. Despejados los caminos para un acuerdo entre los compromisarios, la Consiliatura le confirió a la anterior Comisión potestades adelantar la negociación, labor que inmediatamente emprendieron las partes, contando la Universidad con la asesoría del doctor Omeiro Castro.
La Consiliatura en septiembre, aprobó el Acta Final suscrita entre Universidad y Sindicato, en dos sesiones celebradas en las ciudades de Cartagena y Bogotá. Cumplido este proceso sólo faltaba que SINTIES realizara su Asamblea Nacional, cumpliera con los ritos normativos, aprobara el acuerdo traduciéndolo a pliego de peticiones, para firmar la nueva Convención Colectiva en la primera semana del mes de octubre, eliminando los peligros de cualquier hecho por fuera de la negociación que diera al traste con el interés compartido hasta ese momento por las Comisiones Negociadoras.
En todo proceso de esta naturaleza surgen dificultades e incomprensiones, es lo más natural, pero siempre la dirección de los grupos sociales en puja, es la que debe garantizar el mantenimiento de la palabra empeñada y la culminación exitosa de lo acordado. Esto no se cumple en la Universidad Libre, pues lamentablemente algunos personajes, entre ellos el Presidente y el Censor se emplearon a fondo para frustrar el arreglo, embolatar las decisiones de la Consiliatura y darle satisfacción a mezquinos intereses y a la incalificable actividad de otros protagonistas cubiertos por las sombras.
En esta contingencia de última hora, el Sindicato mantuvo su compostura y apego a los compromisos para concretar la firma de lo concertado, convencido de las bondades y beneficios compartidos. En ese trance, es imperativo para SINTIES reconocer el papel gallardo asumido por los Consiliarios comprometidos en la negociación y su vocero el doctor Alfonso Santos Montero, a quien se le debe en buena parte esta exitosa labor que depara a trabajadores y Universidad un largo espacio para encauzar sus reivindicaciones, dotarse de un verdadero y recíproco afán de salvar la Institución y cumplir con sus propósitos, algunos compartidos y otros de considerables contradicciones.
La Convención Colectiva, firmada por Sinties en medio de las dificultades nacionales y la profundización de éstas en la vida unilibrista, es tan importante como los logros de igual género que en el pasado se conquistaron por parte de la dirección sindical. Todos sus aspectos deben ser analizados de acuerdo con la realidad y no con el deseo de quienes guardan silencio ante las dificultades y sólo exclaman la consabida frase histórica de que todo pudo ser mejor, rindiéndole culto a la utopía.
La Junta Directiva Nacional de Sinties agradece el papel consciente y solidario de todos los trabajadores, el esforzado apoyo de los estudiantes en las movilizaciones y la mano amiga tendida por Asproul, bases indispensables para firmar la nueva Convención.
JUNTA DIRECTIVA NACIONAL
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